A lo largo de la historia de la humanidad, el peso ha sido visualmente un indicador de muchos factores, en la antigüedad te podía indicar desde el estatus social, el poder económico, el nivel adquisitivo, belleza y en algunos casos gozar de buena salud.
Actualmente estos factores han cambiado de orden, ya que no necesariamente alguien con obesidad tiene un poder adquisitivo alto, de hecho, ahora es al revés, pues las opciones de comida chatarra pueden tener en algunos casos precios bajos, pero lo que garantiza su popularidad es que al ser rápidas y fáciles de hacer, se conviertan en la opción más accesible para el paciente o consumidor.
En el aspecto físico, la cultura contemporánea te encasilla a que la belleza viene en un “empaque” (en sentido figurado) delgado, y esto no necesariamente es cierto, no siempre ser delgado es sinónimo de belleza.
La respuesta es simple: “si tu aspecto es saludable, entonces tu peso es correcto”.